Liberar las
imágenes de su uso diario y alimentarlas del espíritu siempre nos demuestra que
la creatividad no tiene límites.
El arte es en sí
mismo un acto de yuxtaposición inconsciente que nos llena el alma de experiencias,
imágenes, palabras, objetos y momentos surrealistas que nos hacen recrearnos de
manera constante y construirnos a nosotros mismos.
Corazón de latón...
La exposición colectiva del proyecto curatorial White Spider, Cadáver Exquisito, no sólo juntó el trabajo de 13 talentosos artistas, como Joaquín Segura, Sofía Echeverri, Alejandra España, Maki Leos, Maria José Romero, si no también demostró que el surrealismo, como automatismo psíquico y puro, sigue vivo. Se dicta y se inyecta del funcionamiento real de las obras de arte, pero se contagia de todos aquellos que la ven, la alimentan y se llenan de las propias obras.
Una semana
después de Zona MACO, este espacio soltó una propuesta distinta de cómo mirar
el arte. La intervención del espacio, un edificio Art Decó lleno de historia,
memoria, y vida misma se tomo como lienzo para jugar con él un exquisito
completar de imágenes y nuevas historias y memorias, a través de la exhibición.
Esta muestra buscó
llevar la dinámica curatorial al juego surrealista de la apropiación. El entusiasmo y la expectativa reunió a
más de 700 personas y patrocinadores como Kraken y Burn, que también fueron
parte de este trabajo imaginativo donde la locura no los hizo víctimas de la
imaginación, sino virtuosos, libres y testigos de que el encuentro con el arte
siempre va más allá de una sola muestra.
Enriqueta Arias
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